“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

Archivo para junio, 2009

Bienaventurados los que son llamados á la cena del Cordero

Apocalipsis 19

1DESPUÉS de estas cosas oí una gran voz de gran compañía en el cielo, que decía: Aleluya: Salvación y honra y gloria y potencia al Señor Dios nuestro

2Porque sus juicios son verdaderos y justos; porque él ha juzgado á la grande ramera, que ha corrompido la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.

3Y otra vez dijeron: Aleluya. Y su humo subió para siempre jamás.

4Y los veinticuatro ancianos y los cuatro animales se postraron en tierra, y adoraron á Dios que estaba sentado sobre el trono, diciendo: Amén: Aleluya.

5Y salió una voz del trono, que decía: Load á nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.

6Y oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso.

7Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado.

8Y le fué dado que se vista de lino fino, limpio y brillante: porque el lino fino son las justificaciones de los santos.

9Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados á la cena del Cordero. Y me dijo: Estas palabras de Dios son verdaderas.

10Y yo me eché á sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira que no lo hagas: yo soy siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús: adora á Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

11Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y pelea.

12Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno entendía sino él mismo.

13Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS.

14Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.

15Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes: y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

16Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEñOR DE SEñORES.

17Y vi un ángel que estaba en el sol, y clamó con gran voz, diciendo á todas las aves que volaban por medio del cielo: Venid, y congregaos á la cena del gran Dios,

18Para que comáis carnes de reyes, y de capitanes, y carnes de fuertes, y carnes de caballos, y de los que están sentados sobre ellos; y carnes de todos, libres y siervos, de pequeños y de grandes

19Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su ejército.

20Y la bestia fué presa, y con ella el falso profeta que había hecho las señales delante de ella, con las cuales había engañado á los que tomaron la señal de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre.

21Y los otros fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves fueron hartas de las carnes de ellos.

La tierra está llena de tus beneficios

Salmos 104

1BENDICE, alma mía, á Jehová. Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido; Haste vestido de gloria y de magnificencia.

2El que se cubre de luz como de vestidura, Que extiende los cielos como una cortina;

3Que establece sus aposentos entre las aguas; El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento;

4El que hace á sus ángeles espíritus, Sus ministros al fuego flameante.

5El fundó la tierra sobre sus basas; No será jamás removida.

6Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas.

7A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;

8Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste.

9Pusísteles término, el cual no traspasarán; Ni volverán á cubrir la tierra.

10Tú eres el que envías las fuentes por los arroyos; Van entre los montes.

11Abrevan á todas las bestias del campo: Quebrantan su sed los asnos montaraces.

12Junto á aquellos habitarán las aves de los cielos; Entre las ramas dan voces.

13El que riega los montes desde sus aposentos: Del fruto de sus obras se sacia la tierra.

14El que hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre; Sacando el pan de la tierra.

15Y el vino que alegra el corazón del hombre, Y el aceite que hace lucir el rostro, Y el pan que sustenta el corazón del hombre.

16Llénanse de jugo los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó.

17Allí anidan las aves; En las hayas hace su casa la cigüeña.

18Los montes altos para las cabras monteses; Las peñas, madrigueras para los conejos.

19Hizo la luna para los tiempos: El sol conoce su ocaso.

20Pone las tinieblas, y es la noche: En ella corretean todas las bestias de la selva.

21Los leoncillos braman á la presa, Y para buscar de Dios su comida.

22Sale el sol, recógense, Y échanse en sus cuevas.

23Sale el hombre á su hacienda, Y á su labranza hasta la tarde.

24¡Cuán muchas son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría: La tierra está llena de tus beneficios.

25Asimismo esta gran mar y ancha de términos: En ella pescados sin número, Animales pequeños y grandes.

26Allí andan navíos; Allí este leviathán que hiciste para que jugase en ella.

27Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida á su tiempo.

28Les das, recogen; Abres tu mano, hártanse de bien.

29Escondes tu rostro, túrbanse: Les quitas el espíritu, dejan de ser, Y tórnanse en su polvo.

30Envías tu espíritu, críanse: Y renuevas la haz de la tierra.

31Sea la gloria de Jehová para siempre; Alégrese Jehová en sus obras;

32El cual mira á la tierra, y ella tiembla; Toca los montes, y humean.

33A Jehová cantaré en mi vida: A mi Dios salmearé mientras viviere.

34Serme ha suave hablar de él: Yo me alegraré en Jehová.

35Sean consumidos de la tierra los pecadores, Y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, á Jehová. Aleluya.

Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento

Oseas 4
1OID palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová pleitea con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra.
2Perjurar, y mentir, y matar, y hurtar y adulterar prevalecieron, y sangres se tocaron con sangres.

3Por lo cual, se enlutará la tierra, y extenuaráse todo morador de ella, con las bestias del campo, y las aves del cielo: y aun los peces de la mar fallecerán.

4Ciertamente hombre no contienda ni reprenda á hombre, porque tu pueblo es como los que resisten al sacerdote.

5Caerás por tanto en el día, y caerá también contigo el profeta de noche; y á tu madre talaré.

6Mi pueblo fué talado, porque le faltó sabiduría. Porque tú desechaste la sabiduría, yo te echaré del sacerdocio: y pues que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

7Conforme á su grandeza así pecaron contra mí: trocaré su honra en afrenta.

8Comen del pecado de mi pueblo, y en su maldad levantan su alma.

9Tal será el pueblo como el sacerdote: y visitaré sobre él sus caminos, y pagaréle conforme á sus obras.

10Y comerán, mas no se hartarán; fornicarán, mas no se aumentarán: porque dejaron de atender á Jehová.

11Fornicación, y vino, y mosto quitan el corazón.

12Mi pueblo á su madero pregunta, y su palo le responde: porque espíritu de fornicaciones lo engañó, y fornicaron debajo de sus dioses.

13Sobre las cabezas de los montes sacrificaron, é incensaron sobre los collados, debajo de encinas, y álamos, y olmos que tuviesen buena sombra: por tanto, vuestras hijas fornicarán, y adulterarán vuestras nueras.

14No visitaré sobre vuestras hijas cuando fornicaren, y sobre vuestras nueras cuando adulteraren: porque ellos ofrecen con las rameras, y con las malas mujeres sacrifican: por tanto, el pueblo sin entendimiento caerá.

15Si fornicarés tú, Israel, á lo menos no peque Judá: y no entréis en Gilgal, ni subáis á Beth-aven; ni juréis, Vive Jehová.

16Porque como becerra cerrera se apartó Israel: ¿apacentarálos ahora Jehová como á carneros en anchura?

17Ephraim es dado á ídolos; déjalo.

18Su bebida se corrompió; fornicaron pertinazmente: sus príncipes amaron las dádivas, afrenta de ellos.

19Atóla el viento en sus alas, y de sus sacrificios serán avergonzados.