Barack busca renonciliarse con los católicos
El encuentro del presidente de los Estados Unidos con el Pontífice, entre política y fe
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Paolo Mastrolilli
Roma
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«Con su visita, el presidente Obama ha dado a entender a los electores católicos que la Iglesia no es una sección del Partido republicano». Por cuanto directa pueda parecer, esta frase del periodista Michael Sean Winters resume bastante bien uno de los puntos centrales de la audiencia de ayer en el Vaticano. Es cierto que el líder de la Casa Blanca tenía razones éticas y espirituales para desear un nuevo encuentro con el Pontífice, y se mostró sinceramente conmovido cuando lo definió como una persona capaz de inspirar a los hombres y mostrarles los problemas del mundo. Incluso bromeó al responder a los que les preguntaban si creía haber construido una alianza con Francisco: «Sospecho que el Papa no tiene ninguna urgencia de establecer aliazas con cualquier político. Él se ocupa de cosas un poco más elevadas, mientras nosotros estamos en la tierra buscando soluciones prácticas».
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Y estas soluciones también pasan a través del consenso electoral, un nivel en el que Obama ha tenido que afrontar diferentes problemas, sobre todo con la jerarquía católica. Hace algunos días, el cardenal Burke en una entrevista dijo que sus políticas eran «anti-cristianas»; por su parte el arzobispo de Filadelfia, Chaput, había acusado a la Universidad de Notre Dame de haberse prostituído porque había invitado a Obama. Durante las elecciones presidenciales de 2012 una gran parte del episcopado de los Estados Unidos no ocultó que estaba en contra de la re-elección de Obama, y estos mismos sentimientos podrían tener un impacto negativo para todos los demócratas en las elecciones de noviembre. Los católicos están divididos, más o menos, entre republicanos (45%), demócratas (45%) e indecisos, cuyas fluctuaciones podrían influir el resultado en estados decisivos como Ohío o Pennsylvania.
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Las principales razones de las incomprensiones entre el presidente y la jerarquía católica son los temas sociales, es decir el aborto, la contracepción y los matrimonios entre personas del mismo sexo. El encuentro cn Francisco, que invitó a la Iglesia a no hablar exclusivamente sobre estos aspectos, también servía para demostrar que es posible, a pesar de no estar de acuerdo sobre ciertos puntos, dialogar y colaborar sobre los puntos en compartidos, como la lucha contra la pobreza. «¿Y ahora -se pregunta Winters- algunos obispos dirán que el Papa se prostituyó porque recibió al presidente?». Obama dijo que durante el encuentro con Francisco los temas sociales casi no surgieron, mientras que habrían sido recordados con mayor espacio durante el encuentro con el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin. El Vaticano subrayó las divergencias pero también algunos puntos de contacto, como la reforma migratoria. Esta disponibilidad al diálogo es un éxito en sí misma, que podrá ayudar a Obama entre los católicos de su país.
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Cristo Viene Pronto 2 