“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

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El candidato y el granjero Rick Santorum

Los electores premian a Rick Santorum, un hombre de fe que admira a Escrivá de Balaguer, por su credibilidad y tesón

Internacional| 05/01/2012 – 01:38h

 Marc Bassets | Washington

Corresponsal

«No estoy aquí porque él sea mi padre. Estoy aquí porque creo en lo que dice», comentaba hace unos días Elizabeth Santorum en un mitin de su padre en un sencillo restaurante de Marshalltown (Iowa).

La credibilidad ha sido la principal arma Rick Santorum –ex senador por Pensilvania, católico admirador de Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei, y padre de siete hijos– para dar la sorpresa en los caucus o asambleas electivas de Iowa. El empate virtual con Mitt Romney, un político con imagen de tecnócrata frío, es un reconocimiento para un candidato con el que casi nadie contaba. En los últimos meses, lejos de los focos, se ha pateado los 99 condados de Iowa, ha participado en 380 actos electorales y ha conectado como ningún otro rival con los habitantes de este estado rural.

El caso del granjero Steve Boender es ejemplar. Lo relataba hace unos días The Washington Post. En la pasada primavera, cuando la campaña todavía estaba en sus inicios, Boender acompañó a los candidatos a un encuentro con votantes organizado por un grupo cristiano en una escuela de el pueblo de Oskaloosa.

El granjero Boender, un hombre bien educado, les envió después una nota de agradecimiento. Sólo Santorum respondió. Intercambiaron varios correos electrónicos. Y el granjero acabó invitando a Santorum y a sus siete hijos a pasar una semana en su granja familiar. La última noche rezaron y cantaron himnos juntos, según el citado diario.

Así ha conquistado Santorum a más de 30.000 republicanos de Iowa. Y esta victoria moral es también una victoria de la democracia de base, del puerta a puerta, por contraste con Romney, el otro vencedor. Después de ignorar Iowa durante meses, Romney ha vencido por ocho votos simbólicos con la ayuda de anuncios en radio y televisión, muchos de ellos negativos.

Santorum ha apelado a un tipo de votante que en Estados Unidos es minoritario, pero influyente. Sobre todo en estados como Iowa, donde los evangélicos –protestantes que suelen creer en la lectura literal de la Biblia– constituyen cerca de la mitad el voto del Partido Republicano en los caucus.

El problema ahora es que en el resto del país el voto religioso no resulta tan decisivo. De ahí que en los últimos días de campaña en Iowa empezase a modular el mensaje. Por ejemplo, recordando la historia de su abuelo minero para apelar a la clase trabajadora blanca, castigada por la crisis.

En Iowa, que Santorum, descendiente de italianos e irlandeses, sea católico no fue obstáculo para que recibiese el apoyo de algunos líderes evangélicos de Iowa. No es una contradicción. En los últimos años el fundamentalismo cristiano de EE.UU. ha aparcado el antisemitismo y anticatolicismo –arraigado en algunos sectores protestantes– y ha estrechado los lazos con estas religiones. Santorum es una expresión de esta confluencia.

En el 2002, en ocasión del centenario de Escrivá de Balaguer, Santorum declaró al periodista John Allen que la distinción entre convicción religiosa privada y responsabilidad pública –tal como la defendió el católico Kennedy en 1960, entonces bajo sospecha de actuar bajo órdenes del Papa– «ha causado mucho daño a América». «Todos hemos oído a gente decir: ‘En privado estoy contra el aborto, el matrimonio homosexual, la investigación con células madres, la clonación. Pero ¿quién soy yo para decidir si esto es correcto para otra persona?’ –dijo el entonces senador–. Esto es una corrupción de la libertad de conciencia».

En sus mítines, Santorum arremete contra la secularización y defiende la centralidad de la religión cristiana en la vida pública. Para defender el matrimonio tradicional cita informes según los cuales, desde los años setenta, el número de personas encarceladas ha aumentado al tiempo que bajaba el número de matrimonios. La prueba es que «la vasta mayoría de las personas encarceladas no tuvieron padre».

El candidato hace vibrar a la audiencia cuando habla de Isabella, su hija discapacitada. En el libro Cartas a Gabriel, su esposa, Karen, también explica la traumática experiencia del nacimiento de su hijo Gabriel en 1996. Sobrevivió dos horas. Rick y Karen no permitieron que la morgue se llevase el cadáver. Aquella noche durmieron con él. Después se lo llevaron a casa. Karen Santorum escribe que Elizabeth, la hjia que ahora acompaña al candidato en campaña, lo abrazó mientras anunciaba a los demás: «Este es mi hermano bebé, Gabriel; es un ángel».

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