“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

Archivo para junio, 2010

Somos templo del Dios viviente

14No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tienes la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?

15¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿ó qué parte el fiel con el infiel?

16¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo.

17Por lo cual Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,

18Y seré á vosotros Padre, Y vosotros me seréis á mí hijos é hijas, dice el Señor Todopoderoso.

1ASI que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios.

2 Corintios 6:14-18.
2 Corintios 7: 1.

Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído predicadlo desde los terrados

Mateo 10

1ENTONCES llamando á sus doce discípulos, les dió potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.

2Y los nombres de los doce apóstoles son estos: el primero, Simón, que es dicho Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;

3Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo;

4Simón el Cananita y Judas Iscariote, que también le entregó.

5á estos doce envió Jesús, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis;

6Mas id antes á las ovejas perdidas de la casa de Israel.

7Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.

8Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia.

9No aprestéis oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas;

10Ni alforja para el camino, ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento.

11Mas en cualquier ciudad, ó aldea donde entrareis, investigad quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis.

12Y entrando en la casa, saludadla.

13Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá á vosotros.

14Y cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa ó ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

15De cierto os digo, que el castigo será más tolerable á la tierra de los de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que á aquella ciudad.

16He aquí, yo os envío como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.

17Y guardaos de los hombres: porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán;

18Y aun á príncipes y á reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio á ellos y á los Gentiles.

19Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo ó qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar.

20Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.

21Y el hermano entregará al hermano á la muerte, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.

22Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que soportare hasta el fin, éste será salvo.

23Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid á la otra: porque de cierto os digo, que no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, que no venga el Hijo del hombre.

24El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.

25Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la familia llamaron Beelzebub, ¿cuánto más á los de su casa?

26Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

27Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído predicadlo desde los terrados.

28Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

29¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae á tierra sin vuestro Padre.

30Pues aun vuestros cabellos están todos contados.

31Así que, no temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos.

32Cualquiera pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.

33Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.

34No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espada.

35Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra.

36Y los enemigos del hombre serán los de su casa.

37El que ama padre ó madre más que á mí, no es digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que á mí, no es digno de mí.

38Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

39El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.

40El que os recibe á vosotros, á mí recibe; y el que á mí recibe, recibe al que me envió.

41El que recibe profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibirá; y el que recibe justo en nombre de justo, merced de justo recibirá.

42Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.

Reina-Valera Antigua (RVA)

Y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar

Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la ejecutan.

19Y vinieron á él su madre y hermanos; y no podían llegar á el por causa de la multitud.

20Y le fué dado aviso, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera, que quieren verte.

21El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la ejecutan.

Lucas 8:19-21.
(Reina-Valera Antigua)