“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

Archivo para marzo, 2010

Una Invitación a Vivir en el Campo

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Una Invitación a Vivir en el Campo

Mensaje Selectos Tomo 2 Pág 45

ESTA MADRUGADA no pude dormir después de las dos. Durante la visión de la noche me veía a mí misma en una junta. Algunas de ellas dejaban pasar el tiempo sin tomar una determinación.
Los ángeles de la misericordia apresuraron a Lot, a su esposa y sus hijas tomándolos de las manos. Si Lot se hubiera apresurado tal como el Señor lo deseaba, su esposa no se habría convertido en una estatua de sal. Lot adolecía de un marcado espíritu de dilación. No seamos como él era. La misma voz que amonestó a Lot a que saliese de Sodoma, nos ruega: «Salid de en medio de ellos, y apartaos . . . Y no toquéis lo inmundo» (2 Cor. 6: 17). Aquellos que obedezcan esta amonestación encontrarán un refugio. Que cada hombre esté bien despierto y procure salvar a su familia. Que se ciña para realizar el trabajo. Dios revelará punto por punto qué debe hacer después.
Oíd la voz de Dios hablar por medio del apóstol Pablo: «Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Fil. 2: 12, 13).

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Lot recorrió la llanura de mala gana y con lentitud. Se había asociado durante tanto tiempo con la gente impía, que no logró comprender el peligro que corría hasta que su esposa quedó en la llanura convertida en una estatua de sal (The Review and Herald, 11 de diciembre de 1900).
Los niños no deben estar expuestos por más tiempo a las tentaciones de las ciudades que están maduras para su destrucción. El Señor nos ha amonestado y aconsejado para que saliésemos de las ciudades. Por eso no debemos hacer más inversiones en ellas. Padres y madres, ¿cómo consideráis las almas de vuestros hijos? ¿Estáis preparando a los miembros de vuestras familias para ser trasladados a las cortes celestiales? ¿Los estáis preparando para que sean miembros de la familia real e hijos del Rey celestial? «Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?’ (Mar. 8: 36). ¿Qué importancia tienen el ocio, la comodidad y la conveniencia, comparados con el valor de las almas de vuestros hijos? (Manuscrito 76, 1905).

REFUGIO PROPORCIONADO POR EL CAMPO

Los padres deben comprender que la educación de sus hijos constituye una obra importante en la salvación de las almas. El campo ofrece oportunidad para una abundante ejercitación en la práctica de hacer lo que debe ser hecho y que proporcionará salud física mediante el desarrollo de los nervios y los músculos. «Fuera de las ciudades», es mi mensaje para la educación de nuestros hijos.
Dios proporcionó a nuestros primeros padres los medios para llevar a cabo una verdadera educación cuando los instruyó para que labrasen la tierra y cuidasen el huerto que constituía su hogar. Después de la entrada del pecado, debido a la desobediencia de los requerimientos del Señor, se acrecentó enormemente el trabajo de cultivar la tierra, porque ésta, a causa de la maldición, produjo espinas y cardos. Pero el trabajo en sí mismo no se dio a causa del pecado.

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El gran Maestro mismo bendijo el trabajo de cultivar la tierra.

Satanás tiene el propósito de atraer a las ciudades a los hombres y las mujeres, y con el fin de lograrlo inventa toda clase de novedades y diversiones, y toda clase de recursos que resultan excitantes. Y las ciudades del mundo están llegando a ser hoy como las ciudades que existían antes del diluvio. . .
¿Quién será amonestado? Volvemos a decir: «Fuera de las ciudades». No consideréis que es una gran privación el tener que trasladaros a los cerros y las montañas, sino buscad un retiro donde podáis estar solos con Dios, para aprender su voluntad y sus caminos. . .
Insto a nuestro pueblo a que convierta la búsqueda de la espiritualidad en la obra de su vida. Cristo está a la puerta. Por esto digo a nuestro pueblo: «No consideréis que es una privación el ser llamados a dejar las ciudades para trasladaros al campo. Allí esperan abundantes bendiciones para los que deseen aprehenderlas. Al contemplar las escenas de la naturaleza, las obras del Creador, y al estudiar la obra de la mano de Dios, seréis transformados imperceptiblemente a la misma imagen» (Manuscrito 85, 1908).

NO ESPEREIS QUE UN MILAGRO DESHAGA LOS RESULTADOS DE UNA CONDUCTA IMPROPIA

Cada vez que veo estas flores pienso en el Edén. Constituyen una expresión del amor de Dios hacia nosotros. Así es como él nos proporciona en este mundo un goce anticipado del Edén. Quiere que nos deleitemos en las cosas hermosas de su creación, y que veamos en ellas una expresión de lo que él hará por nosotros.
Desea que vivamos con amplitud de espacio. Su pueblo no debe aglomerarse en las ciudades. El quiere que sus hijos lleven a sus familias fuera de las ciudades a fin de prepararlas para la vida eterna. En un poco de tiempo más tendrán que abandonarlas.
Estas ciudades están llenas de toda clase de impiedad: huelgas, asesinatos y suicidios. Satanás está en ellas y domina a los hombres en su obra destructiva. Bajo su influencia matan por el placer de matar, y harán esto cada vez más. . .
Si nos colocamos bajo influencias objetables, ¿podemos esperar que Dios realice un milagro para deshacer los resultados de una conducta impropia? Por cierto que no. Salid de las ciudades tan pronto como sea posible, y adquirid una porción de tierra donde podáis tener un huerto, donde vuestros hijos puedan ver crecer las flores y aprender de ellas lecciones de sencillez y pureza (General Conference Bulletin [Boletín de la Asociación General], 30 de marzo de 1903).

LAS INSTITUCIONES DEBEN UBICARSE EN UNA ZONA RURAL

Todavía se da esta instrucción: «Salid de las ciudades. Estableced vuestros sanatorios, escuelas y oficinas lejos de los centros de población». Ahora hay muchos que prefieren quedar en las ciudades, pero dentro de poco llegará el tiempo cuando todos los que deseen evitar ver y oír el mal se trasladarán al campo, porque la maldad y la corrupción aumentarán a tal grado que la atmósfera misma de las ciudades parecerá estar contaminada (Carta 26, 1907).
Dios ha advertido una vez tras otra que nuestras escuelas, casas editoras y sanatorios deben establecerse fuera de la ciudad, donde pueda enseñarse a los jóvenes con la mayor eficacia posible qué es la verdad. Que nadie procure utilizar los Testimonios para respaldar el establecimiento de grandes intereses comerciales en las ciudades. No invalidéis la luz que ha sido dada acerca de este asunto.
Se presentarán hombres que hablarán cosas perversas para contrarrestar las acciones que el Señor está induciendo a sus siervos a realizar. Pero ya es tiempo de que los hombres y las mujeres razonen partiendo de las causas para llegar a los efectos. Es demasiado tarde, sí, demasiado tarde para establecer grandes firmas comerciales en las ciudades; es demasiado tarde para llamar a hombres y mujeres jóvenes del campo para que vayan a las ciudades. En las ciudades están surgiendo condiciones que harán muy difícil que los que pertenecen a nuestra fe permanezcan en ellas. Por lo tanto será un gran error invertir dinero en establecimientos comerciales en las ciudades (Manuscrito 76, 1905).

HAY QUE TRABAJAR EN FAVOR DE LAS CIUDADES DESDE PUESTOS DE AVANZADA

Hasta donde sea posible, nuestras instituciones deberían estar situadas lejos de las ciudades. Debemos tener obreros para esas instituciones, y si éstas están ubicadas en las ciudades, eso significa que las familias de nuestro pueblo deben establecerse en ellas. Pero no es la voluntad de Dios que las familias de su pueblo se establezcan en las ciudades, donde hay perturbaciones y confusión constantes. Hay que evitar esto para sus hijos, porque todo el sistema está corrompido por el apresuramiento, la prisa y el ruido. El Señor quiere que las familias de su pueblo se trasladen al campo donde puedan poner su casa en la tierra, y cultivar sus propios frutales y verduras, y donde sus hijos puedan estar en contacto directo con las obras de Dios manifestadas en la naturaleza. Llevad a vuestras familias lejos de las ciudades, es mi mensaje.
Hay que hablar la verdad, ya sea que los hombres la escuchen o no. Las ciudades están llenas de tentaciones. Deberíamos planear nuestra obra de tal manera que podamos mantener a nuestros jóvenes tan lejos como sea posible de esa contaminación.
Hay que trabajar en favor de las ciudades desde puestos de avanzada. El mensajero de Dios dijo: «¿No serán amonestadas las ciudades? Sí; pero no por el pueblo de Dios que viva en ellas, sino mediante sus visitas realizadas para advertirlas de lo que acontecerá sobre la tierra» (Carta 182, 1902).

IGLESIAS, PERO NO INSTITUCIONES EN LAS CIUDADES

El Señor nos ha indicado repetidamente que debemos trabajar en las ciudades desde puestos de avanzada ubicados fuera de ellas. En esas ciudades debemos tener casas de culto, como monumentos de Dios, pero las instituciones destinadas a la publicación de la verdad, a la curación de los enfermos y a la preparación de los obreros deben establecerse fuera de las ciudades. Es especialmente importante que nuestra juventud sea protegida de las tentaciones de la vida en la ciudad.
En armonía con estas instrucciones se han comprado y se han vuelto a dedicar salones de reuniones en Wáshington y en Nashville, mientras las casas editoras y los sanatorios se han establecido fuera de los centros congestionados de las ciudades, como puestos de avanzada. Este es el plan que se ha seguido al trasladar al campo otras casas editoras y sanatorios, y este mismo procedimiento se está siguiendo en Inglaterra en lo que concierne a la casa editora de Londres y también al colegio que hay allí. Ahora se nos proporciona la oportunidad de aprovechar las providencias de Dios al ayudar a nuestros hermanos en éstos y en muchos otros centros importantes a establecer la obra sobre una base firme, a fin de que avance sólidamente (Special Testimonies [Testimonios especiales], serie B, N° 8, págs. 7, 8; 1907).
Debemos ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas en nuestros esfuerzos por adquirir propiedades a bajo precio en el campo, y desde esos puestos de avanzada debemos trabajar las ciudades (Id., N° 14, pág. 7; 1902).

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PREPARACION PARA LA CRISIS DE LAS LEYES DOMINICALES

No debemos ubicarnos donde seremos forzados a estar en contacto estrecho con quienes no honran a Dios. . . Pronto surgirá una crisis con respecto a la observancia del domingo. . .
El partido del domingo se está fortaleciendo en sus pretensiones falsas, y esto significará opresión para los que decidan guardar el sábado del Señor. Debemos ubicarnos en un lugar donde podamos cumplir plenamente con el mandamiento del sábado. El Señor declara: «Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna» (Exo. 20: 9, 10). Y debemos tener cuidado de no colocarnos en un lugar donde será difícil para nosotros y nuestros hijos observar el sábado.
Si en la providencia de Dios podemos conseguir lugares lejos de las ciudades, el Señor quiere que lo hagamos. Nos esperan tiempos difíciles (Manuscrito 99, 1908).
Cuando el poder con el que se inviste a los reyes es aliado de lo bueno, ello se debe a que el que lleva la responsabilidad está bajo la influencia divina. Cuando el poder está aliado con la maldad, está ligado con los instrumentos satánicos, y obrará para destruir a los que son propiedad del Señor. El mundo protestante ha establecido un día de reposo idolátrico en el lugar donde debería estar el sábado de Dios, y va en pos de las pisadas del papado. Por esta razón veo la necesidad de que las familias del pueblo de Dios se trasladen fuera de las ciudades, a lugares apartados del campo, donde puedan cultivar la tierra y cosechar los productos que ellas mismas siembren. De este modo podrán criar a sus hijos con hábitos sencillos y saludables. Veo la necesidad de apresurarse a fin de tener todas las cosas dispuestas para la crisis (Carta 90, 1897).

Fuente: http://www.laicos.org/invitacionalcampo.html

Quedaos aquí y velad conmigo

36Entonces llegó Jesús con ellos á la aldea que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.

37Y tomando á Pedro, y á los dos hijos de Zebedeo, comenzó á entristecerse y á angustiarse en gran manera.

38Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

39Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; empero no como yo quiero, sino como tú.

40Y vino á sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora?

41Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma.

42Otra vez fué, segunda vez, y oró diciendo. Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

43Y vino, y los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.

44Y dejándolos fuése de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras.

45Entonces vino á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.

46Levantaos, vamos: he aquí ha llegado el que me ha entregado.

Mateo 26:36-46

Jesús tentado

1Entonces Jesús fué llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo.

2Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.

3Y llegándose á él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan.

4Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios.

5Entonces el diablo le pasa á la santa ciudad, y le pone sobre las almenas del templo,

6Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, Y te alzarán en las manos, Para que nunca tropieces con tu pie en piedra.

7Jesús le dijo: Escrito está además: No tentarás al Señor tu Dios.

8Otra vez le pasa el diablo á un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria,

9Y dícele: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

10Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á él solo servirás.

11El diablo entonces le dejó: y he aquí los ángeles llegaron y le servían.


Mateo 4:1-11.

El día terrible del Señor

Joel 2

1TOCAD trompeta en Sión, y pregondad en mi santo monte: tiemblen todos los moradores de la tierra; porque viene el día de Jehová, porque está cercano.

2Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra, que sobre los montes se derrama como el alba: un pueblo grande y fuerte: nunca desde el siglo fué semejante, ni después de él será jamás en años de generación en generación.

3Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto de Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape.

4Su parecer, como parecer de caballos; y como gente de á caballo correrán.

5Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como fuerte pueblo aparejado para la batalla.

6Delante de él temerán los pueblos, pondránse mustios todos los semblantes.

7Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán la muralla; y cada cual irá en sus caminos, y no torcerán sus sendas.

8Ninguno apretará á su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán.

9Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas á manera de ladrones.

10Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos: el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.

11Y Jehová dará su voz delante de su ejército: porque muchos son sus reales y fuertes, que ponen en efecto su palabra: porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿y quién lo podrá sufrir?

12Por eso pues ahora, dice Jehová, convertíos á mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto.

13Y lacerad vuestro corazón, y no vuestros vestidos; y convertíos á Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo.

14¿Quién sabe si volverá, y se apiadará, y dejará bendición tras de él, presente y libación para Jehová Dios vuestro?

15Tocad trompeta en Sión, pregonad ayuno, llamad á congregación.

16Reunid el pueblo, santificad la reunión, juntad los viejos, congregad los niños y los que maman: salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.

17Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, á tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que las gentes se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?

18Y Jehová celará su tierra, y perdonará su pueblo.

19Y responderá Jehová, y dirá á su pueblo: He aquí yo os envío pan, y mosto, y aceite, y seréis saciados de ellos: y nunca más os pondré en oprobio entre las gentes.

20Y haré alejar de vosotros al del aquilón, y echarélo en la tierra seca y desierta: su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental, y exhalará su hedor; y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.

21Tierra, no temas; alégrate y gózate: porque Jehová ha de hacer grandes cosas.

22Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.

23Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia arregladamente, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.

24Y las eras se henchirán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.

25Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón, y el revoltón; mi grande ejército que envié contra vosotros.

26Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros: y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.

27Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro: y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.

28Y será que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros viejos soñarán sueños, y vuestros mancebos verán visiones.

29Y aun también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

30Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.

31El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.

32Y será que cualquiera que invocare el nombre de Jehová, será salvo: porque en el monte de Sión y en Jerusalem habrá salvación, como Jehová ha dicho, y en los que quedaren, á los cuales Jehová habrá llamado.

Reina-Valera Antigua (RVA)