“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

Archivo para la Categoría "Maranata"

Dos clases de cristianos

Los10Mandamientos_web

29 de junio

Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.               Apocalipsis 13:3.

En el homenaje al papado, Estados Unidos no estará solo. La influencia de Roma en los países que una vez reconocieron su dominio está lejos de estar destruida.—The Signs of the Times, 15 de febrero de 1910.

En el último conflicto el sábado será el punto especialmente  (*7-N.E.V.) controvertido en toda la cristiandad. Los gobernantes seculares y dirigentes religiosos se unirán para imponer la observancia del domingo, y al fracasar medidas más benignas, se promulgarán leyes sumamente opresivas. Se insistirá en que no se debe tolerar a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a la ley del país… El romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata en el Nuevo seguirán una conducta similar hacia los que honran los preceptos divinos.—The Spirit of Prophecy 4:444, 445.

El profeso mundo cristiano será el teatro de acciones grandes y decisivas. Hombres investidos de autoridad promulgarán leyes para dominar las conciencias, a ejemplo del papado. Babilonia hará beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Toda nación estará implicada.—Manuscrito 24, 1891.

Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran a la bestia y a su imagen, y reciben su marca. Si bien la iglesia y el estado se unirán para obligar a “todos, pequeños y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos”, a que tengan “la marca de la bestia” (Apocalipsis 13:16 (VM)), el pueblo de Dios no la tendrá. El profeta de Patmos vio que “los que habían salido victoriosos de la prueba de la bestia, y de su imagen, y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de vidrio, teniendo arpas de Dios”, y cantaban el cántico de Moisés y del Cordero Apocalipsis 15:2, 3 (VM)Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 503.

Maranata, p.193

Hombres Humildes Proclaman El Mensaje

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. (2 Ped. 1: 19).

Este mensaje [Apoc. 14: 6,7] es declarado parte del «evangelio eterno». La predicación del Evangelio no ha sido encargada a los ángeles, sino a los hombres. En la dirección de esta obra se han empleado ángeles santos y ellos tienen a su cargo los grandes movimientos para la salvación de los hombres; pero la proclamación misma del Evangelio es llevada a cabo por los siervos de Cristo en la tierra.

Hombres fieles, obedientes a los impulsos del Espíritu de Dios y a las enseñanzas de su Palabra, iban a pregonar al mundo esta amonestación. Eran los que habían estado atentos a la firme. . . «palabra profética» la «antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga» (2 Ped. 1: 19). Habían estado buscando el conocimiento de Dios más que todos los tesoros escondidos, estimándolo más que «la ganancia de plata» y «su rédito» más «que el oro puro» (Prov. 3: 14, VM). Y el Señor les reveló los grandes asuntos del reino. «El secreto de Jehová es para los que le temen; y a ellos hará conocer su alianza» (Sal. 25: 14).

Los que llegaron a comprender esta verdad y se dedicaron a proclamarla no fueron los teólogos eruditos. Si éstos hubiesen sido centinelas fieles y hubieran escudriñado las Santas Escrituras con diligencia y oración, habrían sabido qué hora era de la noche; las profecías les habrían revelado los acontecimientos que estaban por realizarse. Pero tal no fue su actitud, y fueron hombres más humildes los que proclamaron el mensaje. Jesús había dicho: «Anda entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas» (Juan 12: 35). Los que se apartan de la luz que Dios les ha dado, o no la procuran cuando está a su alcance, son dejados en las tinieblas. Pero el Salvador dice también: «El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8: 12). Cualquiera que con rectitud de corazón trate de hacer la voluntad de Dios siguiendo atentamente la luz que ya le ha sido dada, recibirá aún más luz; a esa alma le será enviada alguna estrella de celestial resplandor para guiarla a la plenitud de la verdad.

Maranata, p.15
.