“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

Archivo para noviembre, 2009

Sonho Sem Fim (Sueño Sin Fin) Português

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Cantores Adventistas juntos no clipe do Filme a Última Batalha

Cantantes Adventistas juntos en un segmento de la pelicula «La Última Batalla».

Los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese á Barrabás, y á Jesús matase.

3Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido las treinta piezas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos,

4Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da á nosotros? Viéras lo tú.

5Y arrojando las piezas de plata en el templo, partióse; y fué, y se ahorcó.

6Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre.

7Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros.

8Por lo cual fué llamado aquel campo, Campo de sangre, hasta el día de hoy.

9Entonces se cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fué apreciado por los hijos de Israel;

10Y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.

15Y en el día de la fiesta acostumbraba el presidente soltar al pueblo un preso, cual quisiesen.

16Y tenían entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.

17Y juntos ellos, les dijo Pilato; ¿Cuál queréis que os suelte? ¿á Barrabás ó á Jesús que se dice el Cristo?

18Porque sabía que por envidia le habían entregado.

19Y estando él sentado en el tribunal, su mujer envió á él, diciendo: No tengas que ver con aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él.

20Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese á Barrabás, y á Jesús matase.

21Y respondiendo el presidente les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: á Barrabás.

22Pilato les dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Dícenle todos: Sea crucificado.

23Y el presidente les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Mas ellos gritaban más, diciendo: Sea crucificado.

24Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo veréis lo vosotros.

25Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

26Entonces les soltó á Barrabás: y habiendo azotado á Jesús, le entregó para ser crucificado.

57Y como fué la tarde del día, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también había sido discípulo de Jesús.

58Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús: entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo.

59Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,

60Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una grande piedra á la puerta del sepulcro, se fué.

61Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.

62Y el siguiente día, que es después de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos á Pilato,

63Diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré.

64Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; porque no vengan sus discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.

65Y Pilato les dijo: Tenéis una guardia: id, aseguradlo como sabéis.

66Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, con la guardia.

Mateo 27:3-10,15-26,57-66.

11Y yendo ellas, he aquí unos de la guardia vinieron á la ciudad, y dieron aviso á los príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.

12Y juntados con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero á los soldados,

13Diciendo: Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron, durmiendo nosotros.

14Y si esto fuere oído del presidente, nosotros le persuadiremos, y os haremos seguros.

15Y ellos, tomando el dinero, hicieron como estaban instruídos: y este dicho fué divulgado entre los Judíos hasta el día de hoy.

Mateo 28:11-15.

Mirad, que nadie os engañe: El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán

Marcos 13

1Y SALIENDO del templo, le dice uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.

2Y Jesús respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.

3Y sentándose en el monte de las Olivas delante del templo, le preguntaron aparte Pedro y Jacobo y Juan y Andrés:

4Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿y qué señal habrá cuando todas estas cosas han de cumplirse?

5Y Jesús respondiéndoles, comenzó á decir: Mirad, que nadie os engañe;

6Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañaran á muchos.

7Mas cuando oyereis de guerras y de rumores de guerras no os turbéis, porque conviene hacerse así; mas aun no será el fin.

8Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores serán estos.

9Mas vosotros mirad por vosotros: porque os entregarán en los concilios, y en sinagogas seréis azotados: y delante de presidentes y de reyes seréis llamados por causa de mí, en testimonio á ellos.

10Y á todas las gentes conviene que el evangelio sea predicado antes.

11Y cuando os trajeren para entregaros, no premeditéis qué habéis de decir, ni lo penséis: mas lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.

12Y entregará á la muerte el hermano al hermano, y el padre al hijo: y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.

13Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre: mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.

14Empero cuando viereis la abominación de asolamiento, que fué dicha por el profeta Daniel, que estará donde no debe (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan á los montes;

15Y el que esté sobre el terrado, no descienda á la casa, ni entre para tomar algo de su casa;

16Y el que estuviere en el campo, no vuelva atrás á tomar su capa.

17Mas ¡ay de las preñadas, y de las que criaren en aquellos días!

18Orad pues, que no acontezca vuestra huída en invierno.

19Porque aquellos días serán de aflicción, cual nunca fué desde el principio de la creación que crió Dios, hasta este tiempo, ni será.

20Y si el Señor no hubiese abreviado aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos que él escogió, abrevió aquellos días.

21Y entonces si alguno os dijere: He aquí, aquí está el Cristo; ó, He aquí, allí está, no le creáis.

22Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y darán señales y prodigios, para engañar, si se pudiese hacer, aun á los escogidos.

23Mas vosotros mirad; os lo he dicho antes todo.

24Empero en aquellos días, después de aquella aflicción, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor;

25Y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes que están en los cielos serán conmovidas;

26Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con mucha potestad y gloria.

27Y entonces enviará sus ángeles, y juntará sus escogidos de los cuatro vientos, desde el cabo de la tierra hasta el cabo del cielo.

28De la higuera aprended la semejanza: Cuando su rama ya se enternece, y brota hojas, conocéis que el verano está cerca:

29Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, conoced que está cerca, á las puertas.

30De cierto os digo que no pasará esta generación, que todas estas cosas no sean hechas.

31El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.

32Empero de aquel día y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

33Mirad, velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo.

34Como el hombre que partiéndose lejos, dejó su casa, y dió facultad á sus siervos, y á cada uno su obra, y al portero mandó que velase:

35Velad pues, porque no sabéis cuándo el señor de la casa vendrá; si á la tarde, ó á la media noche, ó al canto del gallo, ó á la mañana;

36Porque cuando viniere de repente, no os halle durmiendo.

37Y las cosas que á vosotros digo, á todos las dijo: Velad.

¿y cómo creerán á aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique?

Romanos 10

1HERMANOS, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración á Dios sobre Israel, es para salud.

2Porque yo les doy testimonio que tienen celo de Dios, mas no conforme á ciencia.

3Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado á la justicia de Dios.

4Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia á todo aquel que cree.

5Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas, vivirá por ellas.

6Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo á Cristo:)

7O, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver á traer á Cristo de los muertos.)

8Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos:

9Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salud.

11Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.

12Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo que es Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan:

13Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

14¿Cómo, pues invocarán á aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán á aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique?

15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!

16Mas no todos obedecen al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído á nuestro anuncio?

17Luego la fe es por el oir; y el oir por la palabra de Dios.

18Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la fama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras de ellos.

19Mas digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré á celos con gente que no es mía; Con gente insensata os provocaré á ira.

20E Isaías determinadamente dice: Fuí hallado de los que no me buscaban; Manifestéme á los que no preguntaban por mí.

21Mas acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo rebelde y contradictor.

Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús

Filipenses 3

1RESTA, hermanos, que os gocéis en el Señor. A mí, á la verdad, no es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

2Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos del cortamiento.

3Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos en espíritu á Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

4Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece que tiene de qué confiar en la carne, yo más:

5Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; cuanto á la ley, Fariseo;

6Cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; cuanto á la justicia que es en la ley, irreprensible.

7Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas reputado pérdidas por amor de Cristo.

8Y ciertamente, aun reputo todas las cosas pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y téngolo por estiércol, para ganar á Cristo,

9Y ser hallado en él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

10A fin de conocerle, y la virtud de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad á su muerte,

11Si en alguna manera llegase á la resurrección de los muertos.

12No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si alcanzo aquello para lo cual fuí también alcanzado de Cristo Jesús.

13Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haber lo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome á lo que está delante,

14Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.

15Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos: y si otra cosa sentís, esto también os revelará Dios.

16Empero en aquello á que hemos llegado, vamos por la misma regla, sintamos una misma cosa.

17Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad los que así anduvieren como nos tenéis por ejemplo.

18Porque muchos andan, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo:

19Cuyo fin será perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria es en confusión; que sienten lo terreno.

20Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

21El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar á sí todas las cosas.