“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

Archivo para la Categoría "Paz"

Ante los crecientes conflictos en el mundo, los adventistas hablan de la paz en las Naciones Unidas

Naciones Unidas Los líderes de la iglesia enfatizan el valor de la voz adventista en las discusiones sobre la paz y la promoción de la dignidad humana.

2

[fotografía: Bettina Krause/IRLA]

Naciones Unidas Los líderes de la iglesia enfatizan el valor de la voz adventista en las discusiones sobre la paz y la promoción de la dignidad humana.


La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una de las líderes de una discusión sobre la paz en las Naciones Unidas. En ese marco, uno de los líderes de la iglesia dijo ante un importante simposio que la paz significa mucho más que tan solo la ausencia de guerra.

Ganoune Diop, director de asuntos públicos y libertad religiosa de la Iglesia Adventista mundial, efectuó esas declaraciones durante una presentación ante 130 representantes de diversas agencias de la ONU, junto con organizaciones religiosas y no gubernamentales, en el tercer simposio anual sobre el papel de la religión y los grupos religiosos en los asuntos internacionales. El evento, llevado a cabo en el edificio de la ONU en Nueva York el pasado 23 de enero, estuvo copatrocinado por la Iglesia Adventista.

“La construcción de la paz no es un emprendimiento estrecho”, dijo Diop en su primera presentación del día. “Significa considerar e involucrarse con todo el espectro de la vida humana, ya sea espiritual, moral y físico. Sí, la paz requiere la ausencia de violencia, pero también requiere la presencia de todo lo necesario para sustentar la dignidad humana”. Es por ello, añadió, que los prerrequisitos para la paz incluyen las necesidades de la vida —refugio, alimento, trabajo— así como la libertad de toda coerción y temor.

Cada vez es más acuciante la necesidad de que haya pacificadores, dijeron muchos de los presentadores, que incluyeron al doctor Jeffrey Haynes, director del Centro para el Estudio de la Religión, el Conflicto y Cooperación en la Universidad Metropolitana de Londres. Haynes citó estadísticas que muestran una intensificación de los conflictos globales en años recientes. En 2008, unas 56 mil personas murieron en el mundo por causa de conflictos, y el número creció hasta alcanzar 125 mil en 2014. En 2015, el último año del que se tienen cifras, se estima que 180 mil personas perdieron la vida como resultado directo de los conflictos, lo que representa el número mayor desde el genocidio de Ruanda en 1994.

Durante la tarde, un panel de oradores de las Filipinas y Colombia —dos países asediados durante mucho tiempo por sangrientos conflictos civiles— recordó a los asistentes que la paz requiere mucho más que teorías académicas o diplomacia de alto nivel.

“La obra de buscar la paz salva vidas”, dijo Jesús Dureza, Asesor Presidencial para el Proceso de Paz en las Filipinas. Esta idea —la significación de vida o muerte que tiene la búsqueda de la paz— fue repetida por el doctor Miguel Ceballos Arevalo, decano de la Facultad de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda en Bogotá, y ex viceministro de Justicia de Colombia.

Otros presentadores del simposio hablaron de la inmensa contribución que las organizaciones religiosas pueden hacer tanto en la mediación de conflictos, como a la hora de ayudar a construir sociedades sólidas y estables que apoyen la paz.

Su Excelencia Pekanbaru Metso, embajador general de diálogo intercultural e interreligioso de Finlandia, dijo que los gobiernos no deberían subestimar “el papel y la influencia significativos de la religión en la sociedad, aun en esta era denominada secular”.

Por su parte Adama Dieng, el asesor especial del secretario general de la ONU para la prevención del genocidio, instó a las organizaciones civiles, incluidas las organizaciones religiosas, que “se apresten a apoyar a los gobiernos en la tarea de alimentar y proteger los derechos humanos de los ciudadanos, y a construir sociedades pacíficas e inclusivas”. Dieng enfatizó la amplia influencia de las organizaciones religiosas en la sociedad, y animó a las organizaciones religiosas para que asuman el liderazgo en la promoción de la paz. “Puede que las acciones de un individuo parezcan sumamente insignificantes”, dijo, “pero juntos, colectivamente, podemos dar pasos significativos hacia la paz”.

En declaraciones posteriors, Diop enfatizó el valor de que en la ONU se escuche la voz y la perspectiva adventistas. “Tenemos contribuciones prácticas y teológicas significativas que hacer en la discusión pública sobre la paz y la promoción de la dignidad humana”, dijo Diop. “Como organización global, tenemos una cartera de servicios —que incluyen el área educativa, espiritual, de salud y humanitaria— que contribuyen a fomentar comunidades saludables”. Todas estas instituciones y servicios, dijo, dan testimonio de los esfuerzos adventistas de “mejorar la vida de las personas y afirmar el valor de cada ser humano”.

El departamento de asuntos públicos y libertad religiosa de la Iglesia Adventista mundial fue uno de los tres organizadores del simposio, que también estuvo patrocinado por la Fuerza Especial Interagencias de la ONU para la Participación con las Organizaciones Religiosas, y la Secretaría de Prevención del Genocidio de la ONU.

Fuente

Nunca más la guerra: La oración del Papa Francisco en el encuentro por la paz entre Israel y Palestina

Shimon Peres, el Papa Francisco, Mahmoud Abbas y el Patriarca Bartolomé I / Foto: Alan Holdren (ACI Prensa)
Shimon Peres, el Papa Francisco, Mahmoud Abbas y el Patriarca Bartolomé I / Foto: Alan Holdren (ACI Prensa)

VATICANO, 08 Jun. 14 / 10:12 pm (ACI).- Los presidentes de Israel, Shimon Peres, y de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, han mantenido este domingo un encuentro sin precedentes en el Vaticano y junto al Papa Francisco para rezar por la paz. Al final de sus palabras, el Santo Padre elevó una sentida oración que reproducimos a continuación:

Señor, Dios de paz, escucha nuestra súplica. Hemos intentado muchas veces y durante muchos años resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas, y también con nuestras armas; tantos momentos de hostilidad y de oscuridad; tanta sangre derramada; tantas vidas destrozadas; tantas esperanzas abatidas… Pero nuestros esfuerzos han sido en vano.

Ahora, Señor, ayúdanos tú. Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones, y danos la valentía para decir: «¡Nunca más la guerra»; «con la guerra, todo queda destruido». Infúndenos el valor de llevar a cabo gestos concretos para construir la paz.

Señor, Dios de Abraham y los Profetas, Dios amor que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos, danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz; danos la capacidad de mirar con benevolencia a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino.

Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz, nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón. Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza para tomar con paciente perseverancia opciones de diálogo y reconciliación, para que finalmente triunfe la paz.

Y que sean desterradas del corazón de todo hombre estas palabras: división, odio, guerra. Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones y las mentes, para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano», y el estilo de nuestra vida se convierta en shalom, paz, salam. Amén.

 

Fuente

.

Sigamos lo que hace á la paz, y á la edificación de los unos á los otros

 

Romanos 14
Reina-Valera Antigua (RVA)

 

 

1 RECIBID al flaco en la fe, pero no para contiendas de disputas.
2 Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres.

3 El que come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado.
4 ¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? para su señor está en pie, ó cae: mas se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle.
5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté asegurado en su ánimo.
6 El que hace caso del día, háce lo para el Señor: y el que no hace caso del día, no lo hace para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias á Dios; y el que no come, no come para el Señor, y da gracias á Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.
8 Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos.
9 Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió á vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
10 Mas tú ¿por qué juzgas á tu hermano? ó tú también, ¿por qué menosprecias á tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal de Cristo.

11 Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que á mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará á Dios.

12 De manera que, cada uno de nosotros dará á Dios razón de sí.
13 Así que, no juzguemos más los unos de los otros: antes bien juzgad de no poner tropiezo ó escándalo al hermano.
14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que de suyo nada hay inmundo: mas á aquel que piensa alguna cosa ser inmunda, para él es inmunda.
15 Empero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme á la caridad. No arruines con tu comida á aquél por el cual Cristo murió.
16 No sea pues blasfemado vuestro bien:17 Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sinojusticia y paz y gozo por el Espíritu Santo.
18 Porque el que en esto sirve á Cristo, agrada á Dios, y es acepto á los hombres.
19 Así que, sigamos lo que hace á la paz, y á la edificación de los unos á los otros.
20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas á la verdad son limpias: mas malo es al hombre que come con escándalo.
21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, ó se ofenda ó sea debilitado.
22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena á sí mismo con lo que aprueba.
23 Mas el que hace diferencia, si comiere, es condenado, porque no comió por fe: y todo lo que no es de fe, es pecado.

 

.