“Porque no hará nada Jehova el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Amos 3:7.

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¿Por qué no reconocéis mi lenguaje?

31 Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.

33 Y respondiéronle: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos á nadie: ¿cómo dices tú: Seréis libres?

34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado.

35 Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre.

36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

37 Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no cabe en vosotros.

38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.

39 Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Díceles Jesús: Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías.

40 Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios: no hizo esto Abraham.

41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Dijéronle entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.

42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuera Dios, ciertamente me amaríais: porque yo de Dios he salido, y he venido; que no he venido de mí mismo, mas él me envió.

43 ¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? porque no podéis oir mi palabra.

44 Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. Él, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

45 Y porque yo digo verdad, no me creéis.

46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?

47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

Juan 8:31-47.

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¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?

28Mas, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy á trabajar en mi viña.

29Y respondiendo él, dijo: No quiero; mas después, arrepentido, fué.

30Y llegando al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Yo, señor, voy. Y no fué.

31¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dicen ellos: El primero. Díceles Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al reino de Dios.

32Porque vino á vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.

Mateo 21:28-32.

«El reino de Dios no vendrá con advertencia»

20Y preguntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia;

21Ni dirán: Helo aquí, ó helo allí: porque he aquí el reino de Dios entre vosotros está.
22Y dijo á sus discípulos: Tiempo vendrá, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.

23Y os dirán: Helo aquí, ó helo allí. No vayáis, ni sigáis.

24Porque como el relámpago, relampagueando desde una parte de debajo del cielo, resplandece hasta la otra debajo del cielo, así también será el Hijo del hombre en su día.

25Mas primero es necesario que padezca mucho, y sea reprobado de esta generación.

26Y como fué en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre.

27Comían, bebían, los hombres tomaban mujeres, y las mujeres maridos, hasta el día que entró Noé en el arca; y vino el diluvio, y destruyó á todos.

28Asimismo también como fué en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;

29Mas el día que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó á todos:

30Como esto será el día en que el Hijo del hombre se manifestará.

31En aquel día, el que estuviere en el terrado, y sus alhajas en casa, no descienda á tomarlas: y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.

32Acordaos de la mujer de Lot.

33Cualquiera que procurare salvar su vida, la perderá; y cualquiera que la perdiere, la salvará.

34Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado.

35Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada, y la otra dejada.

36Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado.
37Y respondiendo, le dicen: ¿Dónde, Señor? Y él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allá se juntarán también las águilas.

Lucas 17:20-37.
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Los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese á Barrabás, y á Jesús matase.

3Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido las treinta piezas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos,

4Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da á nosotros? Viéras lo tú.

5Y arrojando las piezas de plata en el templo, partióse; y fué, y se ahorcó.

6Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre.

7Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros.

8Por lo cual fué llamado aquel campo, Campo de sangre, hasta el día de hoy.

9Entonces se cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fué apreciado por los hijos de Israel;

10Y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.

15Y en el día de la fiesta acostumbraba el presidente soltar al pueblo un preso, cual quisiesen.

16Y tenían entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.

17Y juntos ellos, les dijo Pilato; ¿Cuál queréis que os suelte? ¿á Barrabás ó á Jesús que se dice el Cristo?

18Porque sabía que por envidia le habían entregado.

19Y estando él sentado en el tribunal, su mujer envió á él, diciendo: No tengas que ver con aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él.

20Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese á Barrabás, y á Jesús matase.

21Y respondiendo el presidente les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: á Barrabás.

22Pilato les dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Dícenle todos: Sea crucificado.

23Y el presidente les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Mas ellos gritaban más, diciendo: Sea crucificado.

24Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo veréis lo vosotros.

25Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

26Entonces les soltó á Barrabás: y habiendo azotado á Jesús, le entregó para ser crucificado.

57Y como fué la tarde del día, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también había sido discípulo de Jesús.

58Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús: entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo.

59Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,

60Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una grande piedra á la puerta del sepulcro, se fué.

61Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.

62Y el siguiente día, que es después de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos á Pilato,

63Diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré.

64Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; porque no vengan sus discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.

65Y Pilato les dijo: Tenéis una guardia: id, aseguradlo como sabéis.

66Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, con la guardia.

Mateo 27:3-10,15-26,57-66.

11Y yendo ellas, he aquí unos de la guardia vinieron á la ciudad, y dieron aviso á los príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.

12Y juntados con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero á los soldados,

13Diciendo: Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron, durmiendo nosotros.

14Y si esto fuere oído del presidente, nosotros le persuadiremos, y os haremos seguros.

15Y ellos, tomando el dinero, hicieron como estaban instruídos: y este dicho fué divulgado entre los Judíos hasta el día de hoy.

Mateo 28:11-15.

La Tradicion de Los Ancianos

Marcos 7

1Y SE juntaron á él los Fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalem;

2Los cuales, viendo á algunos de sus discípulos comer pan con manos comunes, es á saber, no lavadas, los condenaban.

3(Porque los Fariseos y todos los Judíos, teniendo la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.

4Y volviendo de la plaza, si no se lavaren, no comen. Y otras muchas cosas hay, que tomaron para guardar, como las lavaduras de los vasos de beber, y de los jarros, y de los vasos de metal, y de los lechos.)

5Y le preguntaron los Fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme á la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos comunes?

6Y respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón lejos está de mí.

7Y en vano me honra, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.

8Porque dejando el mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres; las lavaduras de los jarros y de los vasos de beber: y hacéis otras muchas cosas semejantes.

9Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.

10Porque Moisés dijo: Honra á tu padre y á tu madre, y: El que maldijera al padre ó á la madre, morirá de muerte.

11Y vosotros decís: Basta si dijere un hombre al padre ó á la madre: Es Corbán (quiere decir, don mío á Dios) todo aquello con que pudiera valerte;

12Y no le dejáis hacer más por su padre ó por su madre,

13Invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que disteis: y muchas cosas hacéis semejantes á éstas.

14Y llamando á toda la multitud, les dijo: Oidme todos, y entended:

15Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar: mas lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre.

16Si alguno tiene oídos para oir, oiga.

17Y apartado de la multitud, habiendo entrado en casa, le preguntaron sus discípulos sobra la parábola.

18Y díjoles: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar;

19Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale á la secreta? Esto decía, haciendo limpias todas las viandas.

20Mas decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.

21Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,

22Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez.

23Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

24Y levantándose de allí, se fué á los términos de Tiro y de Sidón; y entrando en casa, quiso que nadie lo supiese; mas no pudo esconderse.

25Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se echó á sus pies.

26Y la mujer era Griega, Sirofenisa de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.

27Más Jesús le dijo: Deja primero hartarse los hijos, porque no es bien tomar el pan de los hijos y echarlo á los perrillos.

28Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.

29Entonces le dice: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.

30Y como fué á su casa, halló que el demonio había salido, y á la hija echada sobre la cama.

31Y volviendo á salir de los términos de Tiro, vino por Sidón á la mar de Galilea, por mitad de los términos de Decápolis.

32Y le traen un sordo y tartamudo, y le ruegan que le ponga la mano encima.

33Y tomándole aparte de la gente, metió sus dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua;

34Y mirando al cielo, gimió, y le dijo: Ephphatha: que es decir: Sé abierto.

35Y luego fueron abiertos sus oídos, y fué desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien.

36Y les mandó que no lo dijesen á nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.

37Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo: hace á los sordos oir, y á los mudos hablar.

Toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra

Por tanto, he aquí, yo envío á vosotros profetas, y sabios, y escribas: y de ellos, á unos mataréis y crucificaréis, y á otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Barachîas, al cual matasteis entre el templo y el altar.

Mateo 23:34, 35.

Ai de Los Escribas y Fariseos

1ENTONCES habló Jesús á las gentes y á sus discípulos,
2Diciendo: Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y los Fariseos:

3Así que, todo lo que os dijeren que guardéis, guardad lo y haced lo; mas no hagáis conforme á sus obras: porque dicen, y no hacen.

4Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover.

5Antes, todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;

6Y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas;

7Y las salutaciones en las plazas, y ser llamados de los hombres Rabbí, Rabbí.

8Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabbí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos.

9Y vuestro padre no llaméis á nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos.

10Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.

11El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.

12Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.

13Mas ¡ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni á los que están entrando dejáis entrar.

14¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque coméis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración: por esto llevaréis mas grave juicio.

15¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque rodeáis la mar y la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno doble más que vosotros.

16¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Cualquiera que jurare por el templo es nada; mas cualquiera que jurare por el oro del templo, deudor es.

17¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, ó el templo que santifica al oro?

18Y: Cualquiera que jurare por el altar, es nada; mas cualquiera que jurare por el presente que está sobre él, deudor es.

19¡Necios y ciegos! porque, ¿cuál es mayor, el presente, ó el altar que santifica al presente?

20Pues el que jurare por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él;

21Y el que jurare por el templo, jura por él, y por Aquél que habita en él;

22Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por Aquél que está sentado sobre él.

23¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley, es á saber, el juicio y la misericordia y la fe: esto era menester hacer, y no dejar lo otro.

24¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello!

25¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiais lo que está de fuera del vaso y del plato; mas de dentro están llenos de robo y de injusticia.

26¡Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera se haga limpio!

27¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque sois semejantes á sepulcros blanqueados, que de fuera, á la verdad, se muestran hermosos, mas de dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad.

28Así también vosotros de fuera, á la verdad, os mostráis justos á los hombres; mas de dentro, llenos estáis de hipocresía é iniquidad.

29¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,

30Y decís: Si fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas.

31Así que, testimonio dais á vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron á los profetas.

32¡Vosotros también henchid la medida de vuestros padres!

33¡Serpientes, generación de víboras! ¿cómo evitaréis el juicio del infierno?

34Por tanto, he aquí, yo envío á vosotros profetas, y sabios, y escribas: y de ellos, á unos mataréis y crucificaréis, y á otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad:

35Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Barachîas, al cual matasteis entre el templo y el altar.

36De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

37¡Jerusalem, Jerusalem, que matas á los profetas, y apedreas á los que son enviados á ti! ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!

38He aquí vuestra casa os es dejada desierta.

39Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Mateo 23 (Reina-Valera Antigua)